Apuntes sobre la escuela Bruguera: Rafael Gónzalez, alma mater de la edad de oro de Bruguera

En la entrada sobre "I.P.C. estilo inglés", os dije que os hablaría de Rafael González y a ello me pongo.

Rafael González Martínez nació en Burgos en 1910 y falleció en Barcelona en 1995.

Fue redactor de "La Vanguardia" antes de la guerra civil y la noche anterior a la entrada de los nacionales en Barcelona, después de terminar su trabajo en ese periódico, huyó a Francia.
Vivió en el exilio hasta 1942. que regresó a España y se ganó la vida como pudo, vendiendo carbón entre otras cosas.

Trabajó en la Editorial Bruguera desde 1945 hasta 1978, siendo director de publicaciones, director artístico, coordinador general de revistas, director de la agencia "Creaciones Editoriales"...

Se dejó la piel por Bruguera y eso influyó en su vida familiar en la que su mujer y sus hijos acabaron por no quererlo a pesar del sacrificio que hizo para que ellos tuvieran de todo, lo único que no pudo darles fue su compañía, dicho por su sobrino Francisco González Ledesma en la entrevista que le hizo Antoni Guiral para el libro "Cuando los cómics se llamaban tebeos"

Al ingresar en Bruguera, "resucitó" la revista pulgarcito, que en 1947 volvió a los quioscos de forma regular, con un equipo nuevo y joven. Según sigue contando Ledesma, su tío consiguió reunir un gran equipo con muy pocos medios, como a un Nadal y un Váquez de 17 años ambos, a Escobar y Urdá, ya veteranos, que habían estado en "El gato negro", a un Cifré muy joven también, a Iranzo, Peñarroya, Ayné, Jorge, Sabatés, Conti...

Muchas series de esa época fueron creadas por él, por ejemplo "El Inspector Dan" dibujada por Giner o "Doctor Niebla", ilustrado por Francisco Hidalgo.

En cuestión de series de humor, creó todos los personajes de Cifré, por ejemplo y es el artífice de casi todos los títulos rimados de las historietas de la "Escuela Bruguera" y de casi todas las expresiones e insultos de los personajes que han quedado en el imaginario colectivo, como "Merluzo", "Lechuguino", "Percebe", "Mentecato"; para burlas los adjetivos "Mofa", "Befa" y "Escarnio"; expresiones como "Algo digno de su tronío y prosopia"

Francisco Ibáñez cuenta de Rafael González: "Ocurrió que González tenía la manía que cuando algún dibujante descollaba, es decir, que las ventas de ese señor subían, tenía la manía de que todos los demás debían continuar los pasos de ese dibujante."
De hecho, él tuvo que imitar a Vázquez cuando empezó en Bruguera.
Otra anécdota de González con Ibáñez la cuenta Julia Galán que trabajó también codo con codo con los dos: "La guerra que siempre tenía Ibáñez con el señor González es que este siempre le pedía que pusiera más gente en sus trabajos. Un día Ibáñez le dibujó una portada con un campo de fútbol lleno de gente, y el señor González le dijo que, hombre, que aún podía poner a alguien más"

Esta página podría ser la citada...

También tuvo "peloteras" con Vázquez, cuando este desapareció durante tiempo, entregó páginas en blanco escondidas en la primera dibujada para cobrarlas todas o "mató" a su padre varias veces para cobrar anticipos para su sepelio o incluso, la policía fue a buscarle a la redacción por algunas de sus estafas. Hay que reconocer que González le aguantó mucho, pero no le despidió.

Gemma Bitrián, que conoció muy bien a González desde que fue telefonista en Bruguera, hasta directora en creaciones Editoriales, cuenta que podía ser muy antipático, pero que nunca hizo despedir a nadie. (Ni a Vázquez, como acabo de comentar)

Jordi Bayona, coordinador de revistas y redactor jefe durante veinte años en Bruguera también aporta algún dato: "Inteligente y culto, introvertido, tímido, distante en el trato. Quiérase o no, si hay una escuela Bruguera, él actuó como padre y maestro con hijos y alumnos".

Jaume Rovira, tan amable como siempre, me cuenta de primera mano otra anécdota sobre el señor González, con lo que vario un poco la entrada para incluirla. Transcribo sus palabras:

"Seria a principios de los 70, March y yo empezábamos a colaborar haciendo los dibujos que ilustraban los chistes escritos de Gran Pulgarcito. Como no teníamos mesa propia, nos sentábamos junto a algún redactor jefe. El despacho del sr González estaba ubicado mas o menos en el centro de la Redacción, un cubículo rodeado de cristal semi opaco. El sr González siempre iba pulcramente vestido, traje, camisa blanca y corbata, y en su despacho, naturalmente no sé podía entrar si no estabas citado, o eras uno de los jefes de redacción o su secretaria. March, por aquellos días llevaba una gran pelambrera tipo Garfunkel, barba de chivo, grandes gafas redondas, una camiseta a rayas blancas y negras, tejanos y chancletas. Estábamos los dos dibujando lo que nos habían encargado, de pronto Mach se levantó y empezó a buscar, pero no decía qué. Asi entró en el despacho del señor González y sin decir nada, ni siquiera mirarlo, comenzó a abrir los cajones de su despacho. El sr González, pasmado, le pregunta, pero qué hace usted?? March responde : estoy buscando una goma de borrar. Y salió. El sr González llamó enseguida a Jordi Bayona, redactor jefe, y le preguntó qué le pasaba a ese señor. Bayona intentó quitarle hierro al asunto y la cosa no fue a mas, tampoco hubo ninguna represalia. Lo bueno es que March no entendía porque se había cabreado tanto".
Mil gracias, Jaume, por tus aportaciones a este humilde blog.

González se retiró en 1978, con 68 años.

Hay muchísimo más que contar de este trabajador incansable de la historieta española, pero este es un modesto blog y yo me conformo con estos apuntes.

En la estupenda novela gráfica "El invierno del dibujante" de Paco Roca, está muy bien plasmado el señor González. Las últimas fotos que ilustran el post son de este libro y viéndolas, se encoge un poco el corazón...