martes, 22 de febrero de 2022

Algo sobre Carpanta en el "Pulgarcito"

 

En 1947, Escobar dibuja una historieta titulada "13 en la mesa", publicada en "Pulgarcito" en la que ya perfiló a su personaje Carpanta, aunque aquí aún no tenía nombre.
Y para el cincuenta aniversario de dicha revista, retomó la historia esta vez a cuatro páginas y con el Carpanta de todos conocido.


La historieta de 1947









lunes, 7 de febrero de 2022

Doña tomasa

 

"Doña Tomasa con fruicción, va y alquila su mansión". Esta serie, con el ripio tan tradicional en Bruguera, nació en el número 400 de la revista "El DDT" en 1959, de la mano de Escobar que contaba ya con 50 años y hacía uno que había vuelto a la editorial Bruguera, después de su fallida "aventura" de "Tio Vivo" . 

Entre este año y 1970, Escobar creó para Bruguera cerca de veinte series nuevas.

Esta de Doña Tomasa duró cinco años, tiempo suficiente para convertirse en una pequeña obra maestra.

Doña Tomasa es una viuda de un marido que había sido cazador de fieras africanas y que según ella misma cuenta solo tiene un vicio que es "beber una copa de coñac de vez en cuando" y que ha de alquilar su casa a variopintos personajes que caricaturizan, con el buen arte de Escobar, a varias tipologías sociales de la época, como son el matrimonio de Don Abelardo y Doña Eloísa con su hijo Rosauro que roe todo lo que le cae en los dientes y que viven en el cuarto de baño; Don Salustiano, que es sereno solo por las mañanas y que duerme en un baúl, la pitonisa Doña Sibilina, Doña Cotorrez que habla hasta por los codos, hasta dormida y además para colmo es ventrílocua y Don Aristóteles que es un bohemio vestido con camisas floreadas y fumando en pipa.

A medida que avanza la serie de costumbrista, aunque paródica, reflejo de la España de los años 50 del pasado siglo, se vuelve más fantasiosa y aparecerán también Don Chicle un hombre de goma del circo que puede aumentarse y encogerse a voluntad y K3Q, un extraterrestre, al que Doña Tomasa alquila ¡una silla!

La serie duró hasta 1963 y Escobar crearía otros personajes mientras continuaba dibujando a Carpanta, Zipi y Zape y Petra.

Esta serie se reeditaría más tarde en otras publicaciones de Bruguera y en 2010, Ediciones B sacó un tomo, concretamente el número 2 de los tres que sacaron en una inacabada colección llamada "Maestros del cómic" dedicado a este personaje. 

El tomo nº 2 de la mini colección "Maestros del cómic"








 

domingo, 6 de febrero de 2022

Marcial Lafuente Estefanía

 

Marcial Lafuente Estefanía vendió más de 50 millones de novelas del oeste.
Marcial Antonio Lafuente Estefanía nació en 1903 en Toledo. Estudió ingeniería de caminos, canales y puertos, profesión que ejerció en España, África y América. Su trabajo le llevó a recorrer este último continente entre 1928 y 1931, especialmente los Estados Unidos, donde parece ser quedó impactado con el genocidio de los indios nativos, lo que le sirvió luego para ambientar sus historias, cuyos detalles y localizaciones parece ser, según los expertos en el tema, que están rigurosamente documentados.
Al estallar la guerra civil, Marcial tomó partido por el bando republicano, luchó como voluntario en el Ejército Popular, entre el 5 de marzo de 1938 y el 28 de marzo de 1939, fecha en que se entregó a los franquistas en Ciudad Real, cuando la guerra ya estaba decidida. Fue condenado a pena de muerte, pero gracias a los testimonios de varios alcaldes franquistas, que salieron en su defensa, se rebajó la pena a 20 años de cárcel y luego a prisión atenuada en su domicilio.
En los dos años y medio que estuvo en la cárcel, comenzó a escribir, para matar el tiempo, aprovechando cualquier trozo de papel que pudiera conseguir, incluyendo el higiénico.
Eugenio Barrientos, dueño de la librería Tetilla y fundador de la editorial Cíes de Vigo, le dio su primera oportunidad al salir de prisión, reclutándolo en su nómina de escritores a granel, fundamentalmente hombres procedentes del bando republicano que no sólo perdieron la guerra, sino también su anterior medio de ganarse la vida y en la mayoría de los casos, su nombre auténtico, viéndose obligados a adoptar seudónimos para poder trabajar. Para Cíes escribió inicialmente novelas policíacas y románticas.
Al empezar a trabajar para Bruguera, comenzó a publicar ya siempre novelas del oeste con las siglas M. L. Estefanía, convirtiéndose en uno de los principales activos de la editorial, y mucho más adelante, cuando se descubrió su verdadera identidad en los años 70, con su nombre completo, Marcial Lafuente Estefanía.
Tras la quiebra de editorial Bruguera en 1986, Ediciones B continuó reeditando muchos de sus títulos, que siguieron teniendo una excelente acogida, curiosamente, en el mercado hispanoamericano y en el norteamericano. Los herederos de don Marcial resucitaron en Alicante la editorial Cíes, donde publicaron títulos antiguos y las nuevas creaciones de esa franquicia familiar. Pero la experiencia no resultó muy positiva: en España, ya se había pasado el tiempo de la literatura popular (sobre todo, por el predominio de la radio y las series de televisión en la década de los setenta y ochenta) y en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, se encontraron con editoriales que se han hecho de oro con ediciones piratas de las novelas de Marcial Lafuente. Ahora mismo, los grandes consumidores del western hispánico son los latinos de Estados Unidos. Una de estas editoriales, Brainsco, con pleitos con los herederos de Marcial Lafuente, ha sacado ediciones de hasta 200.000 ejemplares.
Para la escritura de todas sus novelas recurría a tres libros en particular: una obra muy completa de historia de Estados Unidos, un atlas muy antiguo de este país, donde aparecían los pueblos de la época de la conquista del Oeste, y una guía telefónica estadounidense en la que encontraba los nombres de sus personajes.



sábado, 5 de febrero de 2022

Angelito

 

"Angelito" es una historieta creada por Manuel Vázquez (1930-1995) que aparición por primera vez en el número 170 de la revista "Pulgarcito", en 1964.

En sus primeras historietas Angelito era un gamberro que iba provocando el caos allá donde iba, cuya actitud era más la de un vándalo adolescente, que la de el bebé que se suponía que era; sin embargo por causa de la censura el personaje se dulcificó y ya sus únicas víctimas fueron los personajes que se comportaban de forma incívica o los maleantes que trataban de hacerle algún daño. Abandona parcialmente el paisaje urbano para trasladarse al campo, donde se incluyen todo tipo de elementos extraordinarios, como marcianos, magos, fantasmas... en una realidad aparentemente cotidiana.

Las características comentadas (ambiente fantástico, escasez de diálogo y protagonismo infantil), convierten a "Angelito" en una serie atípica dentro de la producción de Vázquez, normalmente asociado a relatos más costumbristas.​

Los finales felices no eran muy característicos de las historietas de Bruguera; no así de este personaje y de otro de Vázquez creado dos años después: "Feliciano"

En una ocasión le preguntaron a Vázquez cómo distinguir sus propias historietas de las muchas páginas apócrifas.
Como ya se ha comentado, Vázquez "desaparecía" en muchas ocasiones o no entregaba a tiempo y todo un ejército de dibujantes, se ocupaban de sus historietas.
La respuesta de Vázquez estuvo a la altura de su genio: “Si hacen reír son mías”

"Angelito" volvió como "Gú-gú" para la revista "Bichos", en 1986, recién desaparecida Bruguera.










El "Museo de la historieta" del "Gran Pulgarcito"

 

En el número 18 del "Gran Pulgarcito" aparece el "Museo de la historieta", idea de Jordi Bayona, que recupera clásicos como El reporter Tribulete, Doña Urraca, Zipi y Zape, Carioco, Las hermanas Gilda, Mortadelo y Filemón y Gordito Relleno en sus primeras apariciones, con un breve texto introductorio en la parte superior. Según contó Jordi Bayona a Antoni Guiral en el libro "Los tebeos de nuestra infancia", entre él y Gin habían salvado de ser destruidos algunos originales y con ellos se propuso hacer el "museo de la historieta". El señor Rafael González no veía con buenos ojos la creación de esta sección, pero cuando Jordi le dijo que no costaría nada a la empresa, aceptó. Solo tuvieron que hacer la orla, de lo que se encargó Sagasty.