miércoles, 17 de mayo de 2023

Algo más sobre Rafael González

 

Rafael González, del que ya os hablado alguna vez en este humilde blog, fue contratado por Francisco Bruguera para el relanzamiento de la cabecera de "Pulgarcito".
Francisco y Pantaleón Bruguera, hijos del fundador, Juan Bruguera, cambiaron el nombre de la editorial al término de la Guerra Civil. Pasando a adoptar el mismo nombre que el apellido familiar, quien sabe si para desterrar todo tipo de malos augurios tras la contienda. Y es que el nombre original de la empresa ya sabéis que era “El gato negro”.
Fuera cual fuera la razón, el éxito que la editorial tuvo ya con el nombre familiar es incuestionable. Y de igual manera, la decisión tomada a la hora de contratar a Rafael González, también.
La primera decisión que Rafael González tomó para la renovación de "Pulgarcito", que hasta esos momentos salía reeditando material “de antes de la guerra” fue rodearse de un equipo estable de redactores y dibujantes y dirigir los contenidos hacia un público más adulto (tened en cuenta que los contenidos de una revista infantil de la época eran MUY infantiles), al tiempo que hacía hincapié en la temática humorística mediante sátiras creadas para relativizar la difícil situación de la postguerra.
Del éxito que fue cosechando Pulgarcito fueron surgiendo nuevas cabeceras, y la confianza que la dirección depositaba en el Sr. González iba in crescendo, dotándole cada vez de más atribuciones y responsabilidades, hasta tal punto de que sobre él recaía cualquier decisión sobre nuevos proyectos, personajes o series.
Como dijo Ibáñez: “Bruguera era él”. Y esto fue así de 1946 hasta 1978.
En aquellos primeros tiempos la censura no era tan férrea como lo sería pocos años después, lo que acarrearía muchos cambios.
De momento parece ser que el disfrazar determinados temas bajo la premisa del humor iba dando resultado.
El nuevo plantel de dibujantes, procedente en su mayoría de los dibujos animados, aportaban un estilo gráfico innovador respecto al inmovilismo de períodos de preguerra, además de utilizar por fin, ese invento de los bocadillos, no sólo para comer en el sitio, sino para hacer "hablar" a los personajes.
La llegada del señor González a Bruguera y todos sus aportes e innovaciones, que no eran más que un rudimentario pero muy eficaz estudio de mercado basado en lo que él opinaba, y que encima resultaba funcionar, catapultó definitivamente a la revista Pulgarcito, lo que propició que se añadieran posteriormente más cabeceras a la venta de esta editorial.
Una de ellas fue el "DDT", que salió tras los fracasos de "El Campeón" ( aunque esta volvería décadas más tarde) y "Super Pulgarcito" (a la que pasaría lo mismo) y que se basó en sus inicios en la argentina "Rico Tipo", la famosa revista de Divito que Rafael González convirtió en espejo en que mirarse desde España, como más tarde haría con las grandes revistas de mercado franco belga.
Rafael González se rodeó de un elenco de jóvenes artistas procedentes de los dibujos animados en su mayoría.
Uno de los primeros colaboradores de aquella época, Urdá, ya había trabajado para El Gato Negro anteriormente. Su estilo, más estático que el del resto, encajaba mas en el TBO, motivo por el cual, posiblemente, acabó centrándose en la otra revista dejando de aparecer en Pulgarcito.
El resto de “la nueva tripulación”, bajo el férreo mando del capitán González, fue la causa del auge de Pulgarcito, Bruguera y el tebeo español de humor (aunque el hecho de que fuera la revista de la competencia la que acabara dando nombre en España a las revistas de historietas en general es algo que nunca se le podrá quitar al TBO).
Cifré, Iranzo, Escobar, Peñarroya, Jorge, Vázquez, Nadal, Conti, García y Martz-Schmidt, entre otros, son los integrantes del equipo que habría de denominarse mucho tiempo después como "Escuela Bruguera".
Pulgarcito fue durante muchos años la revista de historietas más vendida de España, superando a su más directa competidora, el TBO.