Como ya escribí en una entrada anterior, 1971 fue uno de los años más prolíficos de Francisco Ibáñez en cuanto a crear historietas de Mortadelo y Filemón.
Hizo infinidad de cortas tan míticas como "El domador de sombras" "Vida campestre"que personalmente es una de mis favoritas desde niño, "El carguero Chatarrez", "Un chorizo explosivo", "La conspiración del Super", "La hormona X-5", "La morcilla", "La chiclemicina", "L.S.D." y otra clásica "El abuelo" aparte de las historietas de El Botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio y Rompetechos. E hizo también historietas cortas que más tarde se serializaron en larga, como fueron "¡La caza del caco!" y "Agencia de Información"
Con respecto a las "largas" de Mortadelo y Filemón, se sacó del "cerebelo" alguna tan mítica como "Magín el mago", "La caja de diez cerrojos", "Chapeau el esmirriau" y "¡A la caza del cuadro!" que es de la que os voy a hablar esta vez.
Fue serializada por capítulos saliendo en la revista "Mortadelo", del número 42 al 52, y después, como ya mandaba la tradición de Bruguera, saldría en formato de álbum de tapa dura de la colección "Ases del humor", en el número 13 y también en la colección "Olé!" en su número 96. En ediciones B también lo reeditarían.
La historia es que el Profesor Bacterio ha tenido que vender su colección de cuadros para financiarse uno de sus experimentos (se ve que la T.I.A. no le da dinero para ello) que "le daría al hombre la fuerza de un caballo" con desastrosos resultados para el Bacterio e hilaridad para Mortadelo. La cuestión es que el Super ha escondido detrás de un cuadro un documento importantísimo, "Top Secret", pero no se acuerda en cual, con lo que nuestros dos ceporros favoritos serán los encargados de buscarla.
Siempre me ha parecido esta historieta un derroche de imaginación, a lo que nos tiene acostumbrados el maestro Ibáñez, pero en este caso llama la atención la inventiva con respecto al nombre de los cuadros, y los variopintos "personajes" que los han comprado, uno de ellos Rompetechos que, así, hacía de personaje secundario en esta historieta.
Los demás cuadros tienen títulos tan hilarantes como: "Día nublado con Sol a la luz de la Luna", "Sequía en el Polo Norte", "Puesta de Sol en el fondo del mar", "Bacilo Bizco en un campo de coles", "Galaxia beoda en el maremagnum deletéreo", "Hipopótamo bailando la danza del cisne", "Tornado en un plato de natillas", "Antimateria protozoica en la conjuntiva", "Rebaño de cabras pastando en un ascensor". Los niños de entonces aprendíamos palabras a tutiplén, aunque hubiera que preguntar por el significado de algunas a los mayores. Los lugares en los que se encontraban los cuadros y nombres de los nuevos propietarios, también son una hilaridad continua, como el japonés Sinado Majogo, los almacenes "El corte Berebere" o el trasatlántico "Queen Morcillus", entre otros.
Y este en el que nos vamos a fijar con más detalle es: "Birria galopante" del que Filemón dice que es una coproducción Vázquez -Sanchís y está en el castillo del Doctor Gonzalenstein... Este esconde dos "perlas" que Ibáñez soltó y que en la editorial no parecieron darse cuenta. Aunque según se mire, puede ser un homenaje a los dos dibujantes de la casa Manuel Vázquez y Blas Sanchís, parece ser que el dardito hace referencia a las historietas que Sanchís y su equipo dibujaban de los personajes de Vázquez como Anacleto y la Abuelita Paz sin firmarlas, apócrifas, vamos. Podemos pensar en las dos versiones...
Y lo del Doctor Gonzalenstein hace referencia al Señor Rafael González, del que ya os he hablado en otra entrada, a la sazón casi el "jefe" de todos en la redacción de Bruguera (os pongo el enlace, por si queréis releerlo o leerlo por primera vez.
Y el colofón final, cuando encuentran el "importante documento", lo que resultó ser... normal el cabreo del par de merluzos con el Super.
Y, como pone al final de la historieta: "FIN" de esta entrada. Espero que os haya parecido amena.
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