De Guillermo Cifré se ha dicho que “fue hasta su muerte el más acertado mantenedor del estilo Pulgarcito”. Lo más destacado de este autor sea quizá su capacidad para dotar a sus personajes de una extraordinaria movilidad y un dinamismo como nadie lo hizo en Bruguera, algo que no hacía sino reflejar su manera de ser, un hombre activo e inquieto. De su pluma salieron personajes como Don Furcio Buscabollos o El Repórter Tribulete, creaciones literarias de Rafael González.
Guillermo Cifré Figuerola, nació en Traiguera, (Castellón) en 1922 y murió en 1962 en Barcelona. Cuarenta años de fructífera vida porque siempre fue un dibujante de imaginación rápida y trazo fácil, con personalidad muy acusada. Empezó a dibujar en el colegio creando una revista de cuatro páginas que vendía a sus mismos compañeros, para poder comprar más papel y lápices de colores.
Su primer contacto con Editorial Bruguera lo tuvo a los quince años, cuando con su carpeta debajo del brazo visitaba a don Francisco Bruguera en la calle Mora la Nueva, para mostrarle sus dibujos.
Su carrera profesional comenzó, no obstante, junto a otros futuros dibujantes de la editorial (Escobar, Peñarroya e Iranzo), en los estudios de dibujos animados Chamartín, donde participó en la producción de series como Civilón y Garabatos. Después de pasar por los dibujos animados, se incorpora a la plantilla que Rafael González estaba formando para el relanzamiento de “Pulgarcito”.
El primer personaje que publicó en Editorial Bruguera data de 1947 y fue Artemiso Cañaveral. Y aquel mismo año, Cifré crearía dos de sus mejores series: “El Reporter Tribulete, que en todas partes se mete” y “Las tremebundas fazañas de Don Furcio Buscabollos”, que rápidamente se ganarían el favor del público y le darían una notable popularidad.
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