En las historietas de Agamenón, serie de Nené Estivill, de la que ya os he hablado en alguna ocasión, además de todos los lugareños típicos de un pueblo español de los 60, nuestro protagonista tiene amigos de su quinta, con los que comparte en muchas historias los robos frutales en el huerto del tío Nemesio, de los que casi siempre salen escaldados, juegos bestiajos y demás correrías de los mozos. Anfrodisio, bajito y con una gran boina es, seguramente, su mejor amigo y el que más aparece en la serie y suele preocuparse por los problemas de Agamenón que o bien acaban a porrazos, o con el amigo machacado y diciendo aquello de "¡m'as matao!".
También está Ulpiano, alto y de gran barbilla, o Manolón, con su extraño sombrero o lo que sea, aunque este último suele tener menos participación.
Compañeros también en la escuela, comparten sus preocupaciones por lo mal que se les da meter conocimientos en sus molleras, trucos para no realizar las labores campestres con sus padres, se hacen favores que más valdría no pedir a alguien tan burro como Agamenón. Agamenón, gracias a la escuela, supone el sustento de los cultivadores de calabazas de la región por sus malas notas.
¿Y qué ocurre con las otras calabazas? Porque a Agamenón le tiene “priocupao” lo que piense de él la Belorcia, que es la moza por la que Agamenón bebería los vientos, si supiera lo que significa tal expresión. A él le gusta la Belorcia y basta, ¡ridiela!
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