"Ángel Siseñor" fue creada por Manuel Vázquez en 1953 para el DDT. Pertenece al grupo de historietas de tamaño cuartilla que Bruguera emparejaba en sus revistas cuando la estructura del gag principal era demasiado breve para ser desarrollado en una página entera y compartía páginas con los Diálogos para Besugos de Armando Matías Guiu, con frases del mismo autor, que llamaba "Pensamientos Mentales", con entrevistas de El Repórter Tribulete a celebridades, reales o ficticias, incluido el mismo padre de la criatura, publicidad y chistes variados, siempre a un costado de la página, derecha o izquierda, daba igual. Dependía de la maquetación. La cosa era que Ángel Siseñor siempre tiraba más hacia el centro del tebeo, según lo abrías.
Esta serie, en principio muy limitada por la propia condición del personaje, se convirtió en la más longeva de esta revista con esta estructura, prolongando su aparición durante más de diez años, y siendo objeto de republicación en otras revistas de la misma editorial durante casi 20 años más. (aunque lo de las reediciones era norma habitual con todas las historietas brugueriles). De carácter sumiso y complaciente, siempre contestaba educadamente "Sí, señor" a todas las peticiones que recibía, por inverosímiles que parecieran. Ángel era incapaz de negarse a nada (ni tampoco de pronunciar ninguna otra palabra) de manera que todos a su alrededor se aprovechaban de él.
Posteriormente, su “leit-motiv “ se convierte en el lema de lo inverosímil. Ya no es la respuesta atenta al desaprensivo que busca su ayuda, sino la afirmación de que lo imposible es posible, de que, por disparatada que sea la cuestión, para Ángel Síseñor no hay otra respuesta que “Sí señor”. Es entonces cuando Manuel Vázquez da rienda suelta a sus innumerables recursos imaginativos y traduce en imágenes “reales” los más absurdos sueños o las más improbables situaciones.
A partir de 1958 el personaje empezó a dar síntomas de cansancio y el autor ideó una manera de continuar sus historias cada vez más exagerada, jugando con las posibilidades gráficas de los bocadillos o llevando al extremo más absurdo sus contestaciones. Así mismo, el personaje empezó a cambiar su actitud con unas salidas cada vez más sorprendentes, que subrayaba con su habitual contestación "Sí, señor". Esta nueva etapa tuvo aún mejor acogida y mantuvo al personaje con vida seis años más.
Y, como he comentado más arriba, sobrevivió hasta el final de Bruguera, aunque fuera en forma de reediciones en toda la plantilla de revistas de la Editorial. Y más allá, pues fue reaprovechado por Ediciones B.
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