sábado, 13 de marzo de 2021

"El invierno del dibujante" de Paco Roca

 

Desde que hace ya unos años, me dio por querer ahondar en el universo de la Editorial Bruguera, he ido descubriendo muchísimas cosas que cuando eres niño obvias por la edad, básicamente y porque en esos tiempos, solo estás preocupado de pasarlo bien leyendo a tus personajes favoritos.

Y uno de los descubrimientos más gratos para mi, fue esta historia en forma de "novela gráfica" del gran dibujante Paco Roca, en la que con todo lujo de detalles, nos cuenta la espantada y vuelta al redil de "los cinco grandes de Bruguera".

Ya he hablado de ellos en otra entrada de este blog, los cinco grandes eran Escobar, Conti, Giner, Peñarroya y Cifré, los cuales hartos de las condiciones de trabajo que tenían en la Editorial Bruguera, decidieron rebelarse y marcharse para fundar su propia revista.

Fundaron D.E.R. (Dibujantes y editores reunidos), se asociaron con la agencia publicitaria Crisol, y así nació la revista “Tío Vivo”.

La agrupación DER ha sido tradicionalmente considerada como un sello editor pero nunca figuró como tal en los tebeos. Sin embargo, Crisol se acreditaba como distribuidor e impresor en los primeros números de Tío Vivo y, más tarde, como sello editor.

Eran buenos dibujantes, pero gestionar una empresa era otra cosa.

Bruguera, que controlaba distribuidoras y quioscos, tenía muchas armas para hundir Tío Vivo y en esa época no era suficiente con la valentía de los autores, ni con la calidad de una revista. No era fácil luchar contra el gigante editorial, ni las zancadillas de los distribuidores.

No fue sencillo convertirse no solo en autores si no en coordinadores y directores de una publicación.

Como los derechos de sus personajes los tenía Bruguera, tuvieron que crear otros nuevos.

 Todos ellos crearon series pensadas expresamente para Tío Vivo , a excepción de Conti, que cambió el título de Apolino Tarúguez y su secretario al de Tarúguez y Cía., conservando los mismos personajes y situaciones.

 En Lolita y Enrique se van a casar, Giner hablaba de los problemas de una pareja de novios antes de la boda;

 Peñarroya, por su parte, volvía a ejercer una sutil crítica sobre la familia de clase media enLa Familia Pi.

 Cifré creó un nuevo personaje incauto y enamoradizo en Golondrino Pérez.

 Escobar apostó por una punzante visión de las antiguamente conocidas como porteras de las fincas en Blasa, portera de su casa.

Había chistes sueltos, diferentes secciones de textos, chistes gráficos y literarios y Durante esta primera etapa de Tío Vivo, la contraportada ofrecía chistes sueltos de personajes concretos, como Olimpio (Peñarroya), el caco Bonifacio (de Enrich, que pronto se convertiría en una serie de historietas), Raskalana (Pañella), el profesor Tenebro (Escobar), Fortunato y su perro (Conti) o Rosalía (Cifré).


Total, que el sueño duró apenas un año y salvo Giner, los otros cuatro volvieron al redil “brugueriano” donde se les esperaba (no se podía desperdiciar tanto talento) retornando a sus mesas de dibujo y a sus personajes, los antiguos y los creados para “Tío Vivo”

Todo ello, más la Barcelona de los años 50, lo plasma maravillosamente Paco Roca en su novela gráfica que si eres admirador de Bruguera y su mundo, no te dejará indiferente.

En definitiva un compendio de todas las personas que fueron importante en la Editorial en esa época y un magnífico texto del "gurú" de los estudios sobre Bruguera: Antoni Guiral. 


Portada y contraportada del libro.



Las personas y sitios vienen muy bien explicados.



Anuncios del nuevo proyecto. (Estos no están en el libro)



Editorial Bruguera y sus camiones de reparto.



El "final" de Rafael González en 1979




Escobar, reflexionando.








Rafael González corrigiendo originales.







La Barcelona de los años 50.





















 

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